Suplementos alimenticios para niños

Suplementos alimenticios para niños

Los niños en edad escolar, y en especial los más pequeños, son el blanco habitual de numerosas dolencias que aun no siendo graves, pueden causar situaciones de gran preocupación y alarma (ej. problemas respiratorios). En concreto, la franja de edad comprendida entre los 0-5 años es la que concentra la mayoría de los problemas de salud observados.

Esto es así porque, desde el nacimiento, el sistema inmune (defensivo) tarda en madurar varios años y en ese proceso de maduración está expuesto a numerosos ‘retos’ procedentes de su entorno más directo. Además, debido a las numerosas vías de contagio que existen en el entorno infantil, estas dolencias pasan fácilmente de unos a otros. Ante este reto, uno se encuentra con la necesidad de tener recursos eficaces para ‘luchar’ frente a estos ataques.

Frente a las dolencias habituales que afectan a niños y jóvenes, la primera línea de acción desde el punto de vista médico suele estar basada en tres principios terapéuticos básicos: antipiréticos-analgésicos (para bajar la fiebre y aliviar el dolor), antiinflamatorios y antibióticos. En procesos agudos, la medicina tradicional (o alopática) cuenta con productos de una eficacia indiscutible, aplacando en muchos casos los síntomas de una manera tajante. Sin embargo, es en procesos crónicos (es decir, de larga duración o repetitivos) donde en ocasiones hay un ‘vacío’ que los fármacos tradicionales no acaban de llenar. Es en estos casos, así como a nivel preventivo, donde los suplementos alimenticios para niños, de parafarmacia pueden ofrecer una alternativa muy interesante.

Una de las claves para explotar al máximo el potencial de los suplementos alimenticios es ‘saber escuchar’ lo que nuestro cuerpo nos dice día a día y aportarle hábitos dietéticos y de vida saludables.

Una actitud de alerta permite adelantarse a los acontecimientos y así evitar males mayores. Cuando hay un problema de salud, quien debe luchar para superar el ‘bache’ es el propio cuerpo del niño/joven, siendo su naturaleza quien dicte la rapidez y calidad de su recuperación y la posible ocurrencia de recaídas futuras.

Suplementos alimenticios para niños

La práctica médica habitual no tiene por costumbre dar elementos de soporte al niño para que esté más preparado para sobrellevar y luchar mejor frente a cualquier enfermedad. Sin embargo, sí que existen suplementos alimenticios que pueden ofrecer soluciones eficaces y carentes de efectos secundarios, que no sólo ayudan a la recuperación, sino que bien administrados pueden evitar numerosas de las recaídas a las que los padres, con gran resignación, tan acostumbrados están. Por tanto, este aspecto es un punto importante a explotar de los suplementos alimenticios.

Desde un punto de vista práctico, resulta mucho más cómodo utilizar preparados ya elaborados que buscar tiempo para preparar remedios caseros. En esta línea, hoy en día uno puede tener acceso a productos con un gran potencial de soporte a través de productos de venta habitual en herbolarios y parafarmacias. En líneas generales, las principales categorías de suplementos alimenticios para niños que uno se puede encontrar en estos comercios son:

a) Preparados de fitoterapia (a base de plantas).

b) Preparados ortomoleculares (base de vitaminas, minerales, aminoácidos, enzimas etc.).

c) Preparados de oligoterapia (a base de minerales en cantidades traza).

d) Preparados a base de aceites (omega-6, omega-3, aceite esenciales etc.).

e) Preparados que son mezcla de elementos de las categorías anteriores

Nota: la homeopatía solía venderse en Herbolarios pero desde hace ya algunos años pasó a ser de venta exclusiva en Farmacias.

 

Cuando un niño empieza a estornudar o viene a casa ‘cargadito’ de mocos, aun estando aparentemente bien, ese es el momento de sacar toda la ‘artillería pesada’ y empezar a darle elementos de soporte. No hay que esperar a que aparezca la fiebre, el malestar o el dolor sino que hay que actuar de manera inmediata y tajante.

A la pregunta de ¿cómo? una posible propuesta sería la siguiente:

+ darle al niño un jarabe con elementos antisépticos (ej. tomillo, romero), expectorantes (ej. pino, eucalipto, liquen de Islandia, etc.) y algo muy importante, mucolíticos (ej. llantén). Si se quiere reforzar el efecto antiséptico se puede acompañar de un preparado a base de oligoelementos (ej. cobre, zinc etc.) y/o propóleo. Unido a todo esto, es muy importante tener a mano un ‘saca-mocos’ y ‘sin piedad’ usarlo cuantas veces sea necesario para limpiar las fosas nasales (si fuese necesario con ayuda de un spray de agua marina). La acumulación de moco en las fosas nasales forma un ‘engrudo’ mucoso que si no se expulsa, genera un terreno muy propicio para que crezcan bacterias y con ello resultar en un foco infeccioso. Este moco suele avanzar hacia los conductos auditivos donde suele acumularse resultando en molestos dolores de oídos.

+ en caso de que llegásemos tarde y el oído ya estuviera afectado, se insistiría igualmente con el jarabe mucolítico antes mencionado, junto con un preparado de oligoelementos con efecto antiséptico (ej. cobre, zinc etc.) y propóleo. Asimismo, se puede aplicar directamente en el oído una gotita de propóleo con base de glicerina. Las dos áreas donde los suplementos alimenticios muestran su máximo potencial son la prevención y el tratamiento de procesos crónicos.

+ a parte de todo lo anterior, es muy importante beber mucho líquido y retirar los lácteos, sustituyéndolos por una leche vegetal (ej. soja, avena, almendras etc.). Igualmente se retirarán los dulces, ya que deprimen las defensas. Si el niño no tiene excesiva hambre, no hay porque forzarle la comida, siendo muy importante mantenerlo bien hidratado.

+ en casos donde uno ya llega algo tarde y por tanto, es necesario recurrir a la toma de antibióticos, tras finalizar su toma, es muy importante aportarle al niño un preparado a base de lactobacilos. No hay que olvidar que, tras la toma de un antibiótico, la flora intestinal queda bastante dañada, ya que los antibióticos matan indiscriminadamente tanto a bacterias malas como buenas. La flora intestinal es importantísima ya que, no sólo contribuye a tener un buen ambiente intestinal, sino que interviene en la asimilación y fabricación de importantes nutrientes, además de ser una barrera defensiva frente a posibles ataques de organismos foráneos. Bastaría con tomar un preparado a base de prebióticos y probióticos durante un mínimo de 10 días. El tipo de enfoque expuesto es en general válido para cualquier dolencia respiratoria (ej. resfriado, bronquitis etc.). Ahora bien, según la severidad de los síntomas habrá que insistir más con unos elementos que otros y en todos los casos, uno tiene que tener suficiente criterio para valorar cuándo se ha llegado tarde y por tanto es necesario recurrir a la farmacopea convencional.

Siguiendo las recomendaciones anteriores, al mínimo indicio de que algo pudiera ‘estar cociéndose’, uno puede conseguir atajar el problema o al menos suavizarlo, de manera que el niño no se sienta tan mal. Ahora bien, como los niños pequeños a menudo tienen numerosas recaídas, una vez que se han recuperado es aconsejable darles elementos de refuerzo y soporte. El objeto de estos es que poco a poco su sistema defensivo vaya reforzándose y que con ello, sean capaces de hacer frente más exitosamente a cualquier ‘intruso’ que quiera atacarles.

El tipo de productos de refuerzo a utilizar tendrían elementos en línea con: el propóleo, jalea real, reishi, equinacea, oligoelementos (ej. zinc, cobre, manganeso etc.), tomillo, hierro, zinc etc. Aparte de problemas de tipo infeccioso, muchos niños sufren muchos problemas respiratorios de origen alérgico. En estos casos su sistema defensivo está, una vez más, en ‘jaque’, pero no por organismos infecciosos sino por elementos ambientales frente a los cuales su sistema ‘defensivo’ sobre-reacciona (ej. ácaros, polen, etc.). En estos casos existen suplementos alimenticios a base de elementos con efecto antialérgico que pueden ser interesantes de considerar: reishi, perilla, helicriso, grosellero negro, quercetina etc. Normalmente este tipo de preparados no son la opción ideal para brotes agudos alérgicos, donde el mejor sistema de ‘rescate’ son los fármacos convencionales. Sin embargo, la toma de estos preparados de soporte actúa más a medio plazo, ya que se observa que con su toma, baja la frecuencia e intensidad de los ataques alérgicos.

Por tanto en este marco, la toma de estos productos iría asociada a un enfoque preventivo, donde uno ‘invierte’ de antemano con el fin de prevenir males mayores. La adopción de medidas preventivas como las mencionadas, no tiene porque ser considerada como un ‘remedio infalible’ para que un niño nunca enferme, sin embargo, lo que sí se constata con su utilización es que la frecuencia de las recaídas disminuye significativamente y en caso de tenerlas, su duración va a ser más corta y llevadera que si no se tomase nada.

Como todos sabemos que con la llegada del otoño-invierno vienen los problemas de resfriados, bronquiolitis, otitis, alergias etc. ¿porqué no adelantarse y un tiempo antes dar elementos de refuerzo?

Las dos grandes áreas donde los preparados dietéticos muestran un máximo potencial es precisamente en el campo de la prevención y ante problemas de naturaleza crónica (es decir, de larga duración o muy repetitivos). En estos casos a menudo puede ser necesario tomar alguno de los preparados dietéticos durante largos periodos de tiempo (3-6 meses), lo cual en ningún momento debe interpretarse como algo perjudicial para el niño sino todo lo contrario. Por todo ello, los resultados obtenidos están directamente relacionados con la regularidad y constancia con que se utilicen los elementos recomendados junto con unos hábitos de vida saludables. La práctica demuestra que para muchos padres resulta difícil adquirir el hábito de dar preparados como los mencionados de manera regular, siendo esta la razón por la cual la utilización de este tipo de productos no siempre produce los resultados esperados.

A propósito de los suplementos alimenticios, es interesante hacer una reseña sobre su efectividad. Aunque comercialmente uno puede encontrarse con varios productos de composición similar, esto no implica que sus resultados sean similares. Esto es así porque la calidad de los componentes que forman un preparado dependerá de la fuente de la materia prima utilizada por el fabricante y el tipo de manipulación al que haya sido sometida. A medio y largo plazo la experiencia y el ‘boca a boca’ es quien nos enseña los productos que mejor funcionan.

La medicina tradicional, con todos sus avances, ofrece actualmente unas posibilidades terapéuticas inimaginables hace un siglo. Paralelamente, el auge de los preparados dietéticos se hace cada día más patente e imparable. No hay que renegar ni de una ni de otra disciplina terapéutica sino buscar sus puntos fuertes y aunar todo lo bueno de ambas con el fin ampliar el abanico terapéutico disponible.

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Un comentario en «Suplementos alimenticios para niños»

  1. Me parece muy acertado este artículo. Soy farmacéutica y madre de dos niños de 8 y 10 años, y a veces me resulta dificil que se tomen los complementos vitamínicos, porque según ellos “saben muy fuerte”, a pesar de llevar aromas para enmascarar el sabor. Funciona muy bién con los niños una receta hecha con frutas naturales, limón, miel y polvo de acerola como fuente de vitamina C.
    Un saludo.
    Lupe. Autora del blog “El Cuaderno de Flores”. Nutrición, vida sana y plantas medicinales.
    http://elcuadernodeflores.blogspot.com.es

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